lunes, 31 de diciembre de 2012

Año nuevo, SONRISA ASEGURADA


Decimos adiós a otro año. Y es momento de recordar todo aquello que hemos vivido durante los 365 días del año 2012. Pero, desde luego, es tiempo de mirar hacia delante. Hacemos promesas y nos proponemos retos para una nueva vida. “Este año iré al gimnasio cada semana”, “Llevaré mis estudios al día”, “Ahorraré para hacer un viaje este verano” y miles de ideas falsas que nos imponemos y que nunca llegamos a cumplir. Y ¿por qué no desear que sea un gran año sin el propósito de llegar a nada en particular? Simplemente, eso, disfrutar de este 2013.

Propongo que todo lo que hagamos lo hagamos con pasión, con ganas y mucho amor. Sin pensar en el resultado, solo disfrutando de ello. Deseo, además, que este año volvamos a confundirnos cientos de veces, que lloremos de rabia, que se rompan nuestros planes; pero que aprendamos de todo esto y que valoremos al máximo los momentos en los que alguien nos sonría o nos de la enhorabuena.

Y ¡qué bonito es decirlo ahora cuando parece que empezar es sencillo y creemos que todo nos saldrá tal y como esperamos! Cierra los ojos y piensa lo mal que nos ha ido este año: muchas personas han muerto injustamente; miles de empresas han cerrado, incluso las que menos imaginábamos; familias enteras están en el paro y no tienen un euro para comprar un cartón de leche… Pero ahora date cuenta de lo que hemos hecho para que todo eso no ocurra de nuevo, para evitarlo y para luchar por nuestros derechos. ¿No se te ponen los pelos de punta al pensar toda la gente que se ha unido en Sol? Han olvidado sus diferencias y se han dado cuenta de que juntos pueden cambiar esta situación. ¿O cómo se movilizó España por la muerte de las cinco chicas en el “Madrid Arena”?  Me emociona pensar que existen hombres y mujeres con deseos de cambiar el mundo y con ansias de ayudar a los demás.

Y ¿qué mejor manera de comenzar el año? Pidiendo a todos que luchemos por lo que deseamos, que vivamos al límite y que amemos, por encima de todo. Que ante épocas de dificultad, saquemos nuestra mejor sonrisa y tiremos para adelante. Y que nunca nos rindamos porque si no ponemos nosotros solución, ¿quién lo hará?

Así que solo me queda decir que paséis un feliz 2013 y que lo hagáis con la cabeza bien alta, recordando que nunca hay mal que por bien no venga. Dejaos sorprender por los pequeños detalles y no dejéis de creer en vosotros. Año nuevo, sonrisa asegurada.

jueves, 16 de febrero de 2012

La Alegría de Vivir


Las sirenas de las ambulancias sonaban en el silencio de la mañana, la oscuridad se hacía hueco entre el desorden de mi habitación y el despertador sonaba interrumpiendo mi sueño, dando comienzo a un nuevo día. Parecía un mañana como otra cualquiera: yo enredada entre las sabanas me negaba a abrir los ojos y descubrir que debía ir a clase, una ducha, colorete y c´est fini, o me daba prisa o no llegaría a la primera hora. En el comedor no había café y era entonces cuando me daba cuenta de la odisea que me esperaba por delante. Unos cuantos minutos de espera en el metro, un calor agobiante que comenzaba a ponerme de mal humor y, para terminar, un camino hasta la puerta de mi facultad del todo complicado, pues llovía y, lista de mi, no había cogido el paraguas.

Una lista inmensa de clases en las que nunca veía el fin. Un gran número de prácticas desmoralizadoras. Enfados de profesores. Cosas insignificantes al fin y al cabo, pero hechos que sumaban razones a mi enfado. ¿Por qué? Ni yo lo sabía.

Por fin, se acababan las horas de suplicio. Una agradable comida con mis amigas, como cada martes, y a casa. O eso pensaba yo. El transcurso del día iba mejorando y, para mi alegría, me esperaba una charla con café del todo interesante. Después de haber descubierto que el día terminaría bien, decidía irme a estudiar, como chica responsable. Una vez en el metro, maloliente y sucio como siempre, vuelta a la asquerosa rutina y a la tristeza anterior. ¿Que diablos estaba pasando?

El mp3, por ciencia infusa, decidió regalarme una desconocida canción del todo relajante, que me hizo cambiar de actitud. Momento de pausa y... ACCIÓN, cambio de rumbo y dirección a otra parte, ¿dónde?, el tiempo lo diría. La simpleza de los rostros de los ciudadanos que paseaban por mi lado, eran totalmente contrapuestos a mi y hacía unos minutos era yo la que destacaba ante los demás con mi semblante oscuro y desencajado. Ahora podía notar cada pequeño detalle del momento y lo vivía como si volviese a ser la primera vez...

La primera vez que alguien me sonreía, la primera vez que alguien me esperaba a mi llegada, la primera vez que era feliz...